Esta es una historia de amor... diferente, pero una historia de amor al fin y al cabo.
Catalina era una linda muchacha, pero su caracter introvertido hacía que no se relacionara con nadie. Se quedó huérfana a temprana edad, vivía sola y solo tenía como compañía a una amiga de su madre, Roberta, quien la visitaba de vez en cuando.
Un día, Roberta le dijo:
—Catalina, tú no puedes seguir así. Mira, te voy a traer una planta que me regalaron hace poco. Es preciosa: cierra sus hojas por la noche, y nunca pierde la flor. Así te entretienes cuidándola.
Y así fue. A Catalina le hizo tanta ilusión, que empezó a salir a la calle, algo que hacía muchos años que no hacía, con su planta en una bolsa, como si fuera una mascota.
Roberta, estaba contenta; había acertado. Pero un día, estando de visita en casa de Catalina, se asustó un poco porque vio que esta trataba a la planta como si fuera una persona. Estaba comiendo con la planta a su lado, manteniendo una conversación.
Catalina, al ver la cara de su amiga, le dijo:
—No te asustes. Amor, así la llamo, me ha dado vida. Y, aunque no lo creas, me entiende. Sus hojitas no se cierran hasta que me duermo. Amiga, Amor es el amor de mi vida —añadió Catalina.
La amiga observaba el comportamiento de la planta, alucinada. En ese momento, unas lágrimas rodaron por las mejillas de Catalina, y Amor, con una de sus hojas, se las secó.
Catalina, era feliz. Murió a una avanzada edad, y su amor, Amor, permaneció siempre con ella hasta el final. El día que falleció, colocaron la planta junto a su cuerpo en el féretro, y ante los ojos atónitos de los presentes, a Amor se le cayeron sus últimas hojas. Estas rodearon el cuerpo de Catalina, y la planta se fue con su amiga.
Lo cuento como pasó. Podrán creerlo o no.
Fecha: 19 de noviembre de 2024.
Mariadel
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